En un mundo donde la ética y la moral parecen haber perdido
su valor, un psicólogo se encuentra en una situación desesperada.
Los principios que le impulsaron a dedicarse a su profesión se han
visto comprometidos por actos ilícitos en los que se vio obligado
a participar.

Buscando una forma de aliviar su conciencia, acude a un
sacerdote en busca de consejo y orientación, el cual se vuelve
más que un confidente en cómplice silencioso.

Pero lo que el psicólogo no sabe es que su confesión desatará
una cadena de eventos que lo llevarán a un enfrentamiento con el
mal social que impera en su propia comunidad.

La moral no necesariamente tiene valores estéticos, ya que
la moral se refiere más bien a principios y normas que guían el
comportamiento humano en términos de lo que se considera
correcto e incorrecto desde un punto de vista ético. Y el sacerdote
trata de persuadir la forma de pensar del psicólogo con términos
bíblicos y encausados a perseguir el bien a costa de lo que su
conocimiento le brinda en ese momento de confesión.

Pronto descubre que el sacerdote también se ve afectado
por los crímenes que ocurren cerca de él, y juntos emprenden
una peligrosa investigación para descubrir la verdad detrás de
los actos delictivos.
Pero el tiempo corre en su contra y los casos en los que se
vio envuelto el psicólogo implican la pérdida de vidas humanas.
En medio de la tensión y el peligro que los rodea, el
psicólogo se da cuenta de que la ética y la moral no son solo
palabras vacías, sino que son los pilares fundamentales sobre los
cuales se construye una sociedad justa y equitativa. ¿Un caso de
pederastia por fin tendrá su merecido? ¿Lograrán persuadir a una
persona que se salió de control con síndrome narcisista? ¿Podrán
encontrar al empresario a tiempo? ¿Podrán hacer justicia por los
crímenes que han sacudido a su comunidad? Solo el tiempo lo
dirá.