Envío GRATIS a tu correo electrónico o mediante enlace de descarga
Si eres escritor y quieres publicar tu libro o si crees que infringieron tus derechos de propiedad intelectual contactanos Aqui.
Por ser contenido digital no se aceptan devoluciones salvo en algunas excepciones, conoce más en el siguiente enlace: Envios y devoluciones.
¿Cómo es posible que la inteligencia individual acabe convertida en incompetencia colectiva? ¿Qué podemos hacer para transformar las organizaciones histéricas e hiperactivas en empresas regidas por el sentido común?
El conductor del tren estaba nervioso, llevaba un minuto y medio de retraso, podía caerle una segunda sanción en un mes. Para ganar tiempo aceleró, descarriló, y se produjo la mayor catástrofe ferroviaria del Japón: más de 40 muertos y cerca de 300 heridos.
Las empresas padecen una especie de esquizofrenia entre sus mezquindades del día a día y los ingenuos discursos sobre la excelencia. El orgullo, la pereza o la rutina no salen mencionados en los libros de gestión, pero sí están instalados en nuestras oficinas. La búsqueda de la excelencia no resulta el mejor planteamiento para trabajar. No es verdad que si se quiere se puede, ni que lo que no se mide no se puede gestionar. Aunque somos capaces de hacer muchas cosas, no podemos realizarlas todas a la vez, y encima todas bien. Las relaciones con los jefes siempre son tensas, y ¿no es verdad que los mensajes clave se dan en los pasillos en lugar de en las reuniones? ¿Por qué redactar tantos manuales de procedimiento si no los leemos?
Gabriel Ginebra quiere, desde la ironía, echar por tierra tópicos tan asentados como la necesidad del cambio o de la motivación para trabajar. El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo es una forma nueva de ver la realidad empresarial. Una forma tan radicalmente nueva y tan real que no es otra cosa que volver a lo de siempre, reivindicar que las personas de carne y hueso recuperen el lugar que les corresponde en las empresas.
** Mejor libro de empresa 2012 según Know Square