Envío GRATIS a tu correo electrónico o mediante enlace de descarga
Si eres escritor y quieres publicar tu libro o si crees que infringieron tus derechos de propiedad intelectual contactanos Aqui.
Por ser contenido digital no se aceptan devoluciones salvo en algunas excepciones, conoce más en el siguiente enlace: Envios y devoluciones.
A veces, el destino provoca el encuentro de dos seres: ¡para bien o para mal!... y sólo el transcurso del tiempo desvelará qué tipo de destino es el que los ha unido.
Martin Lancaster, un abogado de clase media no debía estar en aquella ciudad, pero uno de sus mejores clientes le requirió par desplazarse a Warsaw.
Margaret Sterling no merecía estar a punto de ser ahorcada. Sin embargo pruebas en su contra la habían llevado a la cárcel embarazada y había permanecido a la espera de que naciera su hijo para ser ejecutada. Le habían ofrecido la condonación de su pena a cambio de que firmara un contrato carcelario que suponía su esclavitud y la de su hijo, pero la había rechazado pues no podía concebir que Ethan no conociera la libertad.
Martin había terminado su negocio en aquella ciudad y emprendía el regreso de mal humor, decepcionado por no encontrar servicio para su nueva casa. Cuando llegó a aquella plaza completamente abarrotada de gente para presenciar la ejecución de una mujer, maldijo su mala suerte. La tormenta que acababa de caer sobre la ciudad había dejado impracticable cualquier otro camino. Ante la imposibilidad de continuar hasta que se desalojara el gentío, asistía indiferente a los preparativos de la ejecución hasta que su vista se clavó en el bulto de harapos que aquella mujer portaba en sus brazos. Salvar al niño del infierno al que estaba destinado lo impulsó a cruzar aquella plaza y contratar a la mujer, que por otro lado, le daría el servicio que él tanto necesitaba para su casa.
Nada más pisar la calle seguido de aquel adefesio maloliente le hizo comprender lo precipitado de su decisión. La idea de que bajo su techo durmiera aquella asesina no le gustaba en absoluto y cuanto más la miraba más le desagradaba su presencia. El mal estaba hecho, pues si la devolvía a la cárcel perdería el dinero que había pagado por ella, así que no le quedaba otra opción que aceptar como buena su contratación. Su única posibilidad para sentirse seguro al lado de esa violenta mujer era conseguir de ella una obediencia absoluta, y desde luego estaba dispuesto a conseguirla a base de palos si hacía falta...
Al par de horas de estar con ese monstruo, decidió que era preferible morir en la horca a continuar sirviendo a ese hombre durante veinte años, pero al salir del orfanato comprendió que Ethan no podía quedarse en aquel infierno y para eso tenía que seguir al servicio del amo, rezando para que cumpliera su palabra de tratar al niño como si fuera su hijo.
Vivir bajo el mismo techo no fue fácil, pero ambos descubrieron que la primera impresión que habían tenido del otro no había sido la correcta...