Muchos me dirán que agradezca a Dios por la bendición de tener un trabajo estable y un sueldo seguro. Tienen razón, lo valoro y lo agradezco. Lo que ellos ignoran, es que esa “estabilidad”, me ha cobrado una factura muy cara: la negación de mi esencia mientras miro con impotencia, como mis sueños lentamente se marchitan, en medio de un profundo agotamiento de años de estar donde no deseo estar, y de hacer lo que no me gusta hacer. Desde hace 22 años, comencé a andar el camino para el que fui entrenada desde que la memoria me alcanza. Obedecer a otros, acatar órdenes, respetar jerarquías, trabajar para alguien más, no dar problemas, no salirse de la ruta segura. El “querer” quedó aplastado por el “deber”…

Pero la vida opera: y el gran cambio comenzaría en China a finales del 2019, extendiendo en pocas semanas la transformación a cada rincón del planeta.El 1° de Abril del 2020, inició mi primer día de home office, y lo que estaba por desencadenarse en mi vida, ni en mis sueños más descabellados lo habría podido imaginar. Comprendí entonces que había vida más allá de las paredes de una oficina y que las opciones, eran infinitas.

¿Qué te encantaba hacer de niño que ya no haces? ¿Cuál era tu juego favorito? ¿Qué querías ser de grande y que al crecer dejaste de lado para satisfacer las expectativas de tus Padres, para encajar con tu grupo de amigos, o para “hacer dinero” y lucir “exitoso” ante los demás? Las respuestas a estas preguntas pueden tener la clave de tu verdadera vocación. Hoy puedes decidir darle un nuevo significado a tu presente para construirte un futuro diferente. Claro que existe la probabilidad de un fracaso; pero, si enfocamos la fe y la energía en una posibilidad real de éxito, ¿no crees que el cambio valdría toda la pena?

Suelta el querer cumplir las expectativas de los demás y trabaja para cumplir las tuyas, conecta con tus anhelos y atrévete a dejarte guiar por ellos.